La muerte es parte de la vida; luna nueva en Bharani, Aries, 27/04/25

The Swan, No. 13 – Group IX/SUW, 1915, Hilma af Klint

Caminamos por la vida apegándonos a la idea de que tenemos todo el tiempo del mundo. Creemos que mañana, pasado, en un mes, un año, al final, daremos un paso firme en la dirección de nuestro deseo primordial que nos colocará en nuestro camino correcto. Y de repente, ha pasado una vida entera y seguimos sin ir en nuestra propia dirección. Nuestros sueños se marchitan y nos acostumbramos a seguir los pasos de otros, de nuestros propios patrones de miedo y necesidad inconscientes, sin libertad, porque no hemos sido capaces de abrir los ojos y el corazón a la única verdad que subyace y permea toda existencia: la Muerte. La impermanencia. La finalidad. 

Nosotros no somos los que tenemos tiempo, sino que el Tiempo nos posee a nosotros. Cuando nos queremos dar cuenta, es tarde, nos ha devorado. Sólo ahora mismo, en este preciso instante, podemos tomar la decisión más importante de nuestra vida: que es ver con claridad que no podemos ignorar que en esta realidad dual en la que vivimos inmersos, todo nace y todo muere. Todo lo que amamos muere, todos los que amamos, mueren. 

Si podemos despertar a esta verdad, podremos ser realmente libres. Tenemos la capacidad de ver más allá del tiempo lineal que nos posee y dar el salto al vacío del Tiempo Eterno a través de seguir los dictados del deseo universal que susurra desde nuestro deseo personal. Es esta libertad la que nos llevará al fin a trazar nuestro propio camino, escribir nuestra propia historia, vivir nuestro propio mito; siempre después de honrar los finales que son comienzos, después de honrar la ciclicidad natural implícita en este teatro de la vida. 

Esta noche culmina la fase de luna negra, la fase de luna oscura, Amāvasyā, en la nakṣatra de Bharanī, una constelación formada por tres estrellas en forma de triángulo invertido en los confines de lo que consideramos el raśi (signo) de Meṣa (Aries). La unión de Sol y Luna formando esta luna nueva abre la posibilidad de mirar de frente a la dualidad entre nacimiento y muerte que se funde en realidad en la no dualidad que es la Vida. Es sólo a través de la dualidad inherente a nuestra existencia material que podemos encuerpar, sentir, experimentar, el Todo, la Nada, el Vacío, la Eternidad. 

El símbolo asociado a Bharanī nakṣatra es el yoni (vulva/útero) de la Gran Madre, y a la vez, es regida por Yama, la deidad de la Muerte. Aquí, nacimiento y muerte se entrelazan para que podamos tomar una perspectiva mayor y verlas a ambas como dos caras de la misma moneda. Ser libres, y elegir en libertad, siempre conlleva la responsabilidad de no dar la espalda a un lado entero de la realidad. Esto es lo que pide esta luna nueva, lo que pide Bharanī, cuyo nombre significa “la que sustenta, la que carga, la que soporta”. Podemos abrir los ojos y nuestro corazón a la luz y a la oscuridad, tenemos esa capacidad, y esta oportunidad, de no escondernos, de no seguir escondiendo partes de la realidad y de nosotros mismos. 

Los eclipses en el eje de Virgo y Piscis siguen presentes en esta energía que nos arropa, aunque ya sean los últimos de este ciclo hasta dentro de 9 años. Es una luna nueva sí, pero aún acarreamos el féretro de las nakṣatras Pūrva y Uttara Bhādrapadā en Piscis. Muchos planetas siguen allí también removiendo las aguas del gran Samudra, del gran océano de la conciencia universal. Venus, regente de Bharanī nakṣatra se encuentra aún navegando esos mares internos. Exaltada en el mundo de posibilidades eternas, jugando con las ideas y la imaginación, recreando mundos mentales y emocionales, aún gestando su próximo renacimiento. Aries está regido por el guerrero Marte, que sigue navegando otro mar en Cáncer, quiere que el fuego vital renazca ya, que el bebé salga del útero ya, que sus gritos nos despierten y nos saquen de la inercia de la muerte y caminemos hacia nuestras metas, hacia nuestras batallas, externas o internas. Pero dar esa primera respiración en ese nuevo renacimiento, automáticamente conlleva la aceptación de que la última respiración también está en camino. Aún debemos doler la muerte de lo que se ha ido, se ha transformado, se va integrando, antes de dar un nuevo paso al frente.

¿Cómo vivir con esta paradoja, entre el tiempo lineal y el no tiempo? ¿Entre lo que es finito y lo que es infinito? ¿Cómo estar en paz con lo perecedero y lo impermanente? ¿Cómo cargar con el dolor del mundo, y el dolor propio? ¿Cómo sentir la inmensidad de lo eterno, en el ahora? 

Practicando cómo morir físicamente a través de las pequeñas muertes psíquicas. Practicando dejar ir. Practicando ser íntegros con nosotros mismos en un mundo que nos pide a gritos ser homogéneos. Practicando a navegar entre lo trascendente y lo inmanente. Practicando la rendición de lo dual en lo no dual. Practicando estar en silencio para escuchar la voz de nuestros propios corazones. No haciendo las cosas por miedo, por interés, sino por amor a nosotros mismos y a la Vida misma, sabiendo que tras el velo de lo impermanente, existe el océano infinito de lo permanente. Aquello que existe eternamente porque justamente no nace, no muere, sino que siempre ES; el tejido y el aliento vital de la realidad.

En las tradiciones tántricas no duales este tejido es Śakti. Ella da forma a lo universal y eterno, Śiva, para convertirlo en lo concreto, a través de la magia (Māyā) que es Ella misma, velando la eternidad del No Tiempo para convertirlo en tiempo lineal, velando la eternidad del No Espacio para convertirlo en espacio material…. Ella es la llave, y la puerta de acceso, porque lo es Todo. Sol, Śiva, y Luna, Śakti, nos recuerdan en las noches sin luna que su abrazo cósmico es la base de todo. Parece que se separan cuando se alejan el uno del otro, pero en las lunas llenas, Śiva sigue brillando, y Śakti sigue reflejando la esencia primordial. Ellos son el principio y el fin que siempre están unidos en la ciclicidad eterna. La espiral infinita que va de las partes al Todo. 

Esta luna nueva nos pide sostener estas verdades universales. Nos pide no mirar hacia otro lado, nos pide ir profundo en un viaje interior incómodo, pero necesario. Contemplar el fin es sólo la llave para encarnar el principio. Da miedo, da vértigo, pero cuando damos el salto, somos libres.

Para toda la información astrológica, simbólica y mitológica sobre esta potente luna nueva en Aries, puedes ver mi vídeo completo en YouTube. 

Muchas gracias por acompañarme en este viaje hacia el centro del centro del Vacío. 

Jai Mā!

Danah


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